Veinte artistas de ocho países muestran sus obras en la II Exposición internacional de pintura naïf

19/06/18


Un total de 39 obras conforman la muestra, caracterizada por el colorido y luminosidad propios de esta corriente artística y que podrá visitarse hasta el 6 de julio en el Palacio de Exposiciones.

Veinte artistas de ocho países diferentes muestran sus obras en la II Exposición internacional de pintura naïf de Santander, que puede verse desde hoy hasta el próximo 6 de julio en el Palacio de Exposiciones.

La concejala de Cultura y Turismo, Miriam Díaz, ha inaugurado esta muestra, impulsada por la embajadora voluntaria Cristina de la Hoz, que da continuidad a la organizada en el año 2016 y trae de nuevo a la ciudad una selección de pinturas de esta particular corriente artística.

En esta ocasión, la exposición la conforman un total de 39 obras de veinte artistas de España, Bulgaria, Finlandia, Francia, Grecia, Israel, Rumanía y Serbia.

En ellas se refleja una visión diferente del mundo que nos rodea a través de cuadros llenos de luz y color en los que los autores utilizan tonos brillantes y frescos para transformar la realidad en fantasía.

El Faro de Cabo Mayor, la Bahía, la Grúa de Piedra o el Palacio de la Magdalena son algunos de los espacios en los que se inspiran los artistas para crear estas pinturas, y en otros casos muestran paisajes y estampas costumbristas de otras regiones y países, o escenas de carácter fantástico.

La concejala de Cultura y Turismo ha animado a santanderinos y visitantes a adentrarse a través de estos cuadros en el universo de la pintura naïf, en su colorido y luminosidad, y en su singular percepción de la realidad.

Ha agradecido además a Cristina de la Hoz el trabajo realizado para organizar esta segunda exposición y dar continuidad a un proyecto que, por un lado, permite ampliar la oferta de actividades culturales y de ocio que ofrece la ciudad a sus vecinos y visitantes, y por otro, facilita a los creadores el acercamiento de este arte al público.

El arte naïf comenzó a desarrollarse a finales del siglo XIX de la mano de Henri Rousseau (Laval, 1844 – París, 1910), conocido como el ‘Aduanero’, porque en 1869 ocupó un puesto en la aduana de París.

Esta corriente artística toma su nombre de una palabra de origen francés (naïf) que significa ingenuo, natural, cándido y simple, y en muchos casos sus representantes son personas que no han recibido una educación artística académica y pintan de forma autodidacta.

En cierta forma, el pintor naïf actúa de cronista de su época y plasma en sus obras tanto sus recuerdos de la niñez, como las fiestas de su región, retazos de un viaje, las costumbres de su pueblo o ciudad, la fachada de una casa, una tienda, una boda, un sueño o, simplemente, una visión diferente de la realidad en la que le gustaría vivir.

Dentro de este estilo existen distintas corrientes según las áreas geográficas e, incluso, en algunos países hay escuelas y grupos colectivos que pintan su “propio naïf”.

En España, se trata de un naïf minucioso, primitivo y costumbrista, que recrea escenas de campo, ciudades y fiestas, utilizando tanto la figura como el color.

Por su parte, los artistas naïf del Este de Europa pintan paisajes populares, generalmente nevados, casi siempre con pequeñas escenas y haciendo resaltar más el paisaje y las tareas campestres utilizando colores fríos y apagados.

El naïf del Centro y Sur de Europa es más sofisticado, menos costumbrista y trasmite mucho más los temas en las figuras que acaparan el centro de interés del cuadro. Y en el caso de los artistas americanos, en el Norte se asemejan a los europeos, con composiciones referidas principalmente a la vida de los granjeros y primeros colonos americanos; mientras que en el Sur se caracteriza por la inspiración en el origen precolombino, predominando las escenas religiosas.