Opinión


22/06/19

Tomás Amparán

  1. Pobres animales

    Dice la Real Academia Española en su segunda acepción que manada significa “un conjunto de ciertos animales de una misma especie que andan reunidos”, y desde un principio entendí que no podían tener ninguna culpa aquellos animales que estaban reunidos, como dice la RAE, de que nadie les usurpara esa expresión y la hicieran suya para así definir a este conjunto de seres que han violado, porque así lo dice el Tribunal Supremo, a esa chica indefensa en Pamplona hace ya tres años. Miren, no voy a pretender ser políticamente correcto, así que si hay alguno que siente la más mínima duda sobre la sentencia o considera que es exagerado que les hayan condenado a 15 años, les ruego que dejen de leer, o mejor aún, que me lean hasta el final.

    Como les decía, alguno puede pensar que ese calificativo de “manada” les viene al pelo por aquello de que pueden estar más cerca de los animales que de los seres humanos. Pero miren no, me niego a comparar a semejantes monstruos con los animales. Ni un solo animal sería capaz de hacer algo como lo que estos tipejos han realizado, los animales matan, los animales pueden ser peligroso, va en su propio instinto, en su propia naturaleza pero nunca hacen daño porque sí, nunca. Sólo lo hacen para defenderse o para comer. Es el ser humano, con su intelecto, su raciocinio y con su conciencia, el único ser en la tierra capaz de hacer daño por gusto, por placer o por voluntad. Me niego a definir como manada a ese grupo de indeseables que por puro placer vejaron, maltrataron, abusaron, intimidaron y violaron a una chica, que nada pudo hacer frente a una panda de esperpentos que henchidos de vanidad y machismo, segaron la dignidad de una persona, de una mujer.

    Durante este tiempo he escuchado a mucha gente decir que el Tribunal de Pamplona que los condenó por abuso habían hecho lo correcto, he escuchado a mucha gente decir que lo de determinar el tipo penal como abuso era una mala broma y que había que condenarlos por violación, y hasta he oído decir que la chica se lo buscó y que tenían que salir en libertad. Que quieren que les diga, en mi conciencia no cabe la más mínima empatía con semejantes malhechores, yo no soy como ellos. Y no lo soy, no porque vaya por la vida sin hacer ese tipo de cosas, no lo soy porque intento tratar a la gente con respeto. Pero a veces es difícil mantener el tipo en una sociedad tan machista como la que vivimos, y no hablo de la sociedad occidental en general, hablo de la sociedad española en particular. Esa que muchas veces se jacta de ser igualitaria, respetuosa y tratar a todos hombres y mujeres por igual. Lo siento pero no cuela. Me dirán, y puede que con razón, que nada tiene que ver el machismo con que cinco seres despreciables hayan cometido este delito, pero a mí me parece que si tiene mucho que ver, esa sensación de superioridad, de presunta autoridad, de prepotencia, esa cobardía de actuar en grupo frente a una mujer sola, sin voluntad, sin fuerza a decir nada por el miedo a poder morir, no es más que la consecuencia, la impunidad y el sentimiento absolutamente machista de lo que siente gran parte de este país.

    Mirad a vuestro alrededor, hacedlo ahora, fijaos en vuestros vecinos, amigos, novios, maridos. Perded un minuto en fijaros lo que sucede entre la gente que os rodea. Si sois mujeres, muchas lo veréis claro. Otras quizás aceptaréis de buena gana vuestro rol de supuesta sumisión e inferioridad que establece esta sociedad en la que nos movemos. Si los que estáis mirando sois hombre, veréis en vuestro comportamiento diario, cientos de momentos en los que queda implícita vuestra supuesta superioridad frente a la mujer. Y ojalá sea así y os deis cuenta de ello, porque puede haber alguno que mire y crea que todo está bien, y que no es para tanto. Yo no sé si es para tanto, pero tengo claro que de esto viene aquello. Y llegará el día que nos manifestemos no por mil sino dos mil mujeres muertas a manos de “sus” hombres. Y me diréis que las mujeres también maltratan al hombre, pero hoy no voy a perder un minuto en discutir tonterías. No quiero imponer una moralidad, no pretendo tener la verdad en todo esto, es sólo una opinión, y es mi opinión. Y es mi visión porque he pasado mucho tiempo observando a mis amigos, a los novios de mis amigas, a los maridos de las mujeres que me rodean. Porque he pasado mucho tiempo observándome yo mismo. Es mi opinión y sólo mía y no admito que nadie me diga que estoy equivocado porque, al igual que el bueno de Santo Tomás tuvo que ver para creer, yo también creo porque he visto.

    Y la única conclusión que saco de todo esto es que a esos desalmados ya no tenemos que ponerlos la etiqueta de presuntos, porque ha quedado probado que esa gentuza son unos violadores. Y solo espero que algún día la justicia de la cárcel imponga su ley y asome entre sus barrotes para hacerles sentir a todos ellos lo que un día aquella indefensa chica sufrió. Sólo espero que expíen sus actos sintiendo en sus propias carnes como un grupo de gente que no tenga nada que perder entre en sus celdas y escondidos en el silencio de la noche les hagan sentir el mismo daño que ellos causaron en su día.