Opinión


01/09/19

Tomás Amparán

  1. Como decíamos ayer

    Empieza una nueva temporada, pero la cosas están parecidas a como las dejamos allá por finales del mes de julio. Hemos disfrutado de un agosto tranquilo y vacacional y ahora vuelven de nuevo las prisas y la necesidad de arreglar lo que lleva cinco meses estropeado. No les voy a negar mi cansancio y hastío por la situación política que vivimos, de hecho me he propuesto ver menos los programas políticos de la televisión y escuchar menos las tertulias de la radio. El sentir mío es el mismo que el de miles de españoles que estamos cansados de estos políticos egocéntricos y engreídos que se ven a sí mismos como grandes estadistas y no son más que tipos que pretender vivir de esto a costa de todos los ciudadanos. Yo siempre dije que la política nunca debería ser un trabajo ni una obligación, debería ser una opción vocacional de servicio público. Y no niego que muchos políticos de “clase media” lo sean, desde luego que hay honradez en la política y mucha, pero cuando miras a la élite, ves un panorama desolador.
     
    Si piensan que el panorama político va a cambiar, y mantienen ciertas esperanzas de que alguna formación política se ponga de acuerdo para formar un gobierno, olvídense. El partido más votado quiere gobernar solo, el otro partido de la izquierda más radical pretende entrar en el gobierno a toda costa y a cualquier precio para pillar cacho. La derecha anda a lo suyo, con su “entente cordiale” encabezado por el partido que menos sentido de estado ha demostrado tener, bien resguardados a su derecha e izquierda por sus dos marcas blancas. En un panorama político donde el centro brilla por su ausencia, las posturas se radicalizan y los protagonistas no quieren ni oir hablar del contrario, la situación se presume estancada. Y mientras todo esto pasa, estos gobernantes de uno y otro signo, se empeñan con su irresponsabilidad en volver a hacer decidir al pueblo una y otra vez hasta que por algún milagro salga lo que ellos desean.
     
    ¿Cuántas veces han escuchado eso de que el Pueblo es soberano? ¿Cuántas veces han leído que la Democracia depende del sentir del Pueblo? Muchas, ¿verdad? ¿Cuántas veces se ha comentado en tertulias y chascarrillos varios, que tenemos lo que nos merecemos? Miren, no se crean ni una sola palabra de todo esto, ni la voluntad del Pueblo vale para nada, ni nosotros como ciudadanos tenemos en nuestra mano la decisión del poder político. Esa decisión corresponde a unas listas cerradas de unos partidos políticos que se mueven solo y exclusivamente por sus intereses. Si la gente de la calle tuviera en su mano esa posibilidad les aseguro que hace muchos meses tendríamos un gobierno, porque esta situación no viene de ahora, viene desde hace años. Esto no está pasando por culpa de Pedro Sánchez, esto viene ya de Mariano Rajoy, y de entonces ahora han pasado unas cuantas elecciones y muy pocas cosas.
     
    Estoy seguro que nos van a obligar a volver a votar, pero les voy a confesar una cosa, seguramente las nuevas elecciones serán en Noviembre, y ya lo siento que sean en ese mes, porque tengo ocupados todos los fines de semana. No seré yo el que les diga que no vayan a votar, no pienso promover esa falta de civismo y responsabilidad de la que algunos me acusarían. Yo aquí siempre hablo en primera persona  no digo a nadie lo que debe hacer o dejar de hacer, pero al igual que en un artículo anterior dije claramente donde iría mi voto y ahora lo vuelvo a decir. En las próximas elecciones ejerceré mi derecho al no voto como protesta, repulsa y sentido ciudadano. En otras palabras, me quedaré en mi casa y no iré a votar. Porque si ejerciendo mi derecho al voto hacen con él lo que les da la gana, no pienso ser cómplice de más irresponsabilidad. No podré quejarme, lo asumo. No podré criticar, me da igual. Tendré que aguatarme, lo haré encantado. Al fin y al cabo es lo que hago ahora habiendo votado. Me apetece saber que sensación me produce vivirlo sin haber sido cómplice de toda esa “troupe” ambulante que quiere gobernarnos.
     
    Pero mientras esto sucede, no olviden que la vida, a pesar de toda esta gentuza, es emocionante y maravillosa. No se lleven a engaño, Ustedes no pueden hacer nada, somos como marionetas en manos de malos titiriteros. No se lleven mal rato, disfruten de su familia y sus amigos, salgan de casa con una sonrisa y no permitan bajo ningún concepto que todos estos se rían de Ustedes, ríanse Ustedes de ellos. Ríanse de la situación y el ridículo que hacen, porque a pesar de que nos quieran gobernar estos “5 jinetes del apocalipsis” nuestras vidas son mucho más interesantes de lo que todos ellos nos quieren hacer creer. La política seguirá adelante, con estos malos políticos o sin ellos, pero invirtamos las tornas, no permitan que el cabreo y el mal humor invadan sus vidas. Cierren los ojos, respiren y digan ¡A la mierda!